Una niña en Africa, le dio a su maestra un regalo de cumpleaños. Se trataba de un hermosa concha blanca y rosa de un molusco.
– ¿Dónde lo encontraste?, le preguntó la maestra.
La maestra se conmovió profundamente porque sabía que la niña había caminado muchos kilómetros para buscar su regalo.
– No debiste haber ido tan lejos sólo para buscarme un regalo
La sabia niña sonrió y le contestó:
Muchas personas se quejan de lo que les sucede pero no están dispuestas a caminar como la niña del cuento para recoger una preciosa concha.
Hay cosas que no dependen de nosotros, pero hay quien deja todo al azar y pretende que las cosas le salgan bien. O hace las cosas sin motivación ni implicación y luego se queja cuando le salen mal. Si tu eres borde con los demás no te puedes quejar de caer mal a los otros. Si no te implicas en el trabajo no puedes enfadarte si te lo reprochan o incluso te despiden. Si no das amor no esperes recibirlo. No se trata de agobiarse, ni esforzarse de más, ni tensionarse por aquello que no podemos cambiar.
Nosotros solo debemos poner nuestra parte y luego dejar que el karma, o la vida o lo que sea ponga el resto....
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