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miércoles, 20 de mayo de 2015

Miedo a ser diferente?

  Kurt Cobain, el malogrado líder de la banda de rock Nirvana decía: “Ellos se ríen de mí por ser diferente, yo me río de todos por ser iguales“. Y es que ser diferente, especial, original es algo aparentemente muy valorado en una cultura como la nuestra, que se postra ante el individualismo y el éxito. Pero Cobain murió a los 26 años, pago un precio muy alto por ser diferente (y por su adicción a las drogas, la depresión y sus problemas personales). Porque aunque suene muy bien ser diferente,la realidad es que la mayoría intentamos ser como los demás, aunque esos “demás” sean un grupo más o menos minoritario con el que nos identificamos. La soledad de ser original es 
muy dura.
 
  Gran parte
de nuestra vida (sino toda) está regida por ese Guión de vida, del que ya he hablado en otras ocasiones, que construimos laboriosamente en la infancia. Y que es fruto de aquello que nos dijeron verbalmente nuestros padres, lo que nos dijeron de manera no verbal y con su conducta y las vivencias que fuimos teniendo. Y lo que hicimos día a día para conseguir ser queridos. Todo ello imprimió en nuestro cerebro una huella. Una huella que no es fácil de borrar. Con todo ello construimos a su vez un Yo social, una especie de personaje que es el que mostramos al mundo.
  El problema es que los límites entre ese personaje y nuestro Yo más auténtico no siempre son fáciles de distinguir, ni siquiera para nosotros mismos. Pero podemos tener indicios que nos ayuden a ver cuándo el personaje toma el mando. Por ejemplo, cuando en una situación determinada algo en tu interior te dice que hagas una cosa pero acabas haciendo otra porque te parece “más adecuada” o “más conveniente”. Pero te quedas con una cosilla ahí dentro como de incomodidad, como de no haber podido ser “tú mismo” . También cuando te das cuenta de que no puedes dejar de hacer algo porque una parte de ti te empuja a ello, pero en el fondo sientes que no querrías hacerlo. En general, te puedes dar cuenta en esos momentos en que la incongruencia asoma y tu comportamiento no es el que en lo más profundo de ti mismo querrías poder hacer. Este es uno de los trabajos que más hago con mis clientes, ayudarles a ver quien son realmente. Un trabajo con resultados sorprendentes y realmente gratificantes, 
 Y ese guión y ese personaje, nos provoca muchas veces el miedo a ser diferentes, a salirnos de las pautas más o menos establecidas, a comportarnos de un manera que rompa con los convencionalismos. Aunque algo dentro de nosotros nos diga, o incluso nos grite que ese es nuestro camino. También es cierto que hay quien tiene el guión contrario, el de ser diferente a toda costa (por ejemplo, Lady Gaga), pero esos casos despiertan tanta admiración como menosprecio. Y todavía nos refuerzan más, ni que sea de un modo inconsciente, que salirse del camino pautado puede conllevar muchas críticas. Pero no podemos ser felices andando por las líneas que otros nos han marcado.
  Pero hay gente que se atreve a hacerlo sin necesidad de ser Lady Gaga. Santiago Roncagliolo en un artículo en el País semanal titulado Adiós al dinero nos explica un caso que podríamos considerar de atrevimiento. Es el caso de una mujer, que tras una etapa de su vida siguiendo aquello que se suponía que debía hacer (vida profesional exitosa, mundo de la moda, mucho trabajo, piso en el centro) hace un cambio radical y se va a vivir a un barrio periférico, construye sus propios muebles, planta un huerto, se dedica a actividades sociales y culturales y vive con su marido y su otra esposa. Los tres juntos. Con su hija de ocho años. Con total normalidad. Esta mujer ha cogido el papel pautado, le ha dado la vuelta y está escribiendo por el otro lado.
  también tienes la posibilidad de redescubrirte,  de encontrar tu propio ritmo, tu lugar en el mundo. De sentir que vives en sintonía contigo mismo  y con la actividad que desarrolles. De saber, que realmente, estás viviendo la vida que quieres vivir. Para eso, hay que tener cuidado de no ahogar tu voz interior, esa que te indica el camino a seguir, con el ruido exterior, con las voces y opiniones de otros o con tus propios temores. De no tener miedo a ser diferente. Yo estoy aquí si quieres descubrir quien eres. Porque el camino hacia la felicidad pasa por ser tú mismo. No existen desvíos ni atajos. Y sólo tú puedes recorrerlo.


                                                 

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